Mentalidad de crecimiento

¿Quieres criar niños exitosos? Esto es lo que la ciencia dice que estás haciendo mal

November 28th, 2016
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La mayoría de los padres busca que sus hijos se conviertan en niños exitosos, sin embargo de acuerdo a estudios científicos la mayoría de los padres hace todo lo que NO debe hacerse para lograrlo.

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Pero no te preocupes, esto tiene solución y es mucho más fácil de lo que te imaginas – sólo es necesario hacer unos pequeños cambios en la forma en que elogias a tu hijo.

La clave según estos estudios esta en cómo elogiamos a nuestros hijos. Como padre es común que elogies a tus hijos por sus habilidades innatas, en lugar de centrarte en elogiar su esfuerzo.

Elogiar a los niños solamente por sus habilidades innatas, tales como su inteligencia, en realidad hace que sea menos probable que crezcan para disfrutar del aprendizaje y para sobresalir.

Busca elogiarlos por sus estrategias y procesos que desarrollen para resolver problemas, incluso cuando no tienen éxito, esto hará que sea más probable que intenten con más empeño y finalmente logren conseguir el éxito. Los efectos de esta estrategia de elogio son palpables incluso en niños pequeños de 1 a 3 años de edad.

Esto significa que quienes nos dijeron que elogiáramos a nuestros hijos sin cesar (ej. “Todo el mundo obtiene un trofeo de participación”) estaban completamente equivocados.

¿Cómo funciona todo esto? Hablaremos a continuación sobre dos estudios que involucran a niños en edad escolar, ambos dirigidos por Carol Dweck, profesora de psicología en la Universidad de Stanford.

Pero antes, empecemos por entender la diferencia entre una mentalidad de crecimiento y una mentalidad fija, que es en donde subyace todo el asunto.

Mentalidad fija vs Mentalidad de crecimiento

Esto es realmente en lo que se basa esta investigación – en enseñar a los niños a desarrollar mentalidades de crecimiento en lugar de mentalidades fijas.

Una mentalidad fija es la creencia de que la inteligencia, por ejemplo, es casi enteramente innata. O naces con una gran inteligencia y la capacidad de tener éxito, o simplemente no la tienes.

Por otro lado, una mentalidad de crecimiento es la creencia de que el logro (en el ámbito intelectual) es mucho más variable y que la inteligencia y las habilidades de solución de problemas pueden desarrollarse con el tiempo.

Según Dweck, esto puede resumirse con el ejemplo de Albert Einstein. Una persona con una mentalidad fija podría decir: “Einstein fue brillante”. Una persona con una mentalidad de crecimiento podría observar que Einstein resolvió algunos problemas increíblemente difíciles.

En cuanto a la enseñanza de mentalidades de crecimiento, la escritora Angie Aker resumió el trabajo de Dweck de la siguiente forma: “Elogia a tus hijos explícitamente por lo capaces que son de aprender algo en lugar de decirles lo inteligentes que son”.

Alumnos de séptimo grado

Hace algunos años, durante su investigación, Dweck y su equipo trabajaron con 373 estudiantes de séptimo grado, identificaron y separaron a aquellos con mentalidades fijas de los que exhibían mentalidades de crecimiento.

Los siguieron durante dos años – desde el comienzo del séptimo grado hasta el final del octavo grado.

“Al final del primer trimestre, sus calificaciones se diferenciaron y continuaron divergiendo durante los próximos dos años, lo único que difería era su mentalidad”, dijo Dweck en uno de sus reportes. Como era de esperarse, los que tenían mentalidades de crecimiento lograron más que sus compañeros de clase con mentalidades fijas.

Dweck identifico las siguientes diferencias clave entre los dos tipos de estudiantes:

1. Objetivos

Los estudiantes con una mentalidad fija tenían un objetivo en mente: “Verse inteligentes en todo momento y a toda costa”. Esto significaba que trabajaban para evitar cualquier tarea que pudiera mostrar que no eran tan inteligentes como ellos pensaban que eran.

Por otro lado, a los estudiantes con una mentalidad de crecimiento no les importaba si sus errores era revelados ante sus compañeros; Veían esto como inevitable y nada de lo que avergonzarse, porque su objetivo era “aprender en todo momento y a toda costa”.

2. Actitudes hacia el esfuerzo y el fracaso

Los estudiantes con una mentalidad fija veían el esfuerzo y el fracaso como cosas malas, porque el mero hecho de que alguien trabajara duro o se quedará corto al intentar algo demostraba que no tenía una habilidad innata. Los estudiantes con mentalidad de crecimiento, por otro lado, creían que el esfuerzo era lo que se requería para desencadenar toda su capacidad.

Dweck dice que la idea de que el esfuerzo es algo malo “es una de las peores creencias que cualquiera puede tener”.

3. Aburrimiento y dificultad

Los estudiantes que demostraron una mentalidad fija eran mucho más propensos a quejarse de estar aburridos en la escuela. Parecían entrar en un ciclo en el que usaban el aburrimiento como una tapadera para sugerir por qué no probarían cosas que les resultaban difíciles.

Sin embargo, los estudiantes con mentalidad de crecimiento consideraban el trabajo escolar como una serie de desafíos y rompecabezas por descubrir. También eran menos propensos a quejarse de que un profesor, un curso, u otro factor externo, era el responsable si ellos tenían dificultades.

Niños de 11 años

Todo esto suena interesante, pero si eres padre de familia, es probable que desees explorar no sólo por qué una mentalidad de crecimiento es ventajosa, sino también cómo animar a tus hijos a desarrollar ese tipo de actitud.

Afortunadamente, Dweck tiene un estudio para eso también. Ella y su equipo dividieron a un grupo de niños de 11 años en tres grupos, y les dieron a cada uno una prueba de inteligencia bastante fácil pero apropiada para su edad. Al final, elogiaron a cada uno de los niños de formas diferentes:

  1. Elogiaron al primer grupo por su inteligencia innata.
  2. Elogiaron al segundo grupo por los procesos que se les ocurrieron para resolver la prueba.
  3. Elogiaron al tercer grupo, como un control, por una puntuación de aprobación, sin mencionar ni su inteligencia ni el proceso que habían utilizado.

¿Resultados? Elogiar su inteligencia pone a los niños en una mentalidad fija. Elogiar su esfuerzo y proceso, por otra parte, los empuja a tener una mentalidad de crecimiento.

Pero Dweck dijo que las cosas realmente fueron más allá: “Lo más sorprendente para nosotros fue que elogiar su inteligencia convirtió a los niños en aprendices”.

Bebés y algunos ejemplos

Entonces, ¿qué tan temprano se debe empezar a elogiar las estrategias y los procesos sobre la capacidad innata? Lo antes posible, según Dweck. De hecho, su investigación muestra que la forma en que las madres elogian a los bebés (1 a 3 años de edad) puede predecir la mentalidad y el deseo de desafío del niño hasta cinco años después.

(Dweck dice que después de llevar a cabo su investigación, ha interrumpido a mamás que ha visto en los aeropuertos que están diciéndoles a sus bebés que son unos genios).

Entonces, ¿qué debes hacer tú como padre? Aquí te dejamos un par de ideas:

En lugar de elogiar a un niño por resolver un rompecabezas o lograr un objetivo fácil, Dweck sugiere decir algo así como: “Siento haber desperdiciado tu tiempo, hagamos algo más difícil, algo de lo que puedas aprender”.

O, en lugar de preguntar a tus hijos cómo les fue escuela, pídeles que compartan algo que les haya pasado en donde hayan batallado o se hayan visto de alguna forma retados para lograr algo durante su día. ¡No olvides compartirles tu historia también!

 

Articulo originalmente publicado en Inc.com